La mayor ciudad en la frontera norte de México, Tijuana, teme ser epicentro de una nueva crisis humanitaria tras la nueva orden ejecutiva del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que limita las peticiones de asilo y agiliza las deportaciones.
Activistas promigrantes en Tijuana, que limita con California, rechazaron esta medida por ser “riesgosa”, “restrictiva” y porque no garantiza la disminución de cruces irregulares.
La orden de Biden, firmada cinco meses antes de la elección presidencial de Estados Unidos, permitirá a las autoridades estadounidenses deportar a quienes no superen estrictos estándares de asilo cuando se supere la cifra de 2,500 detenciones diarias en la frontera durante un promedio de siete días.
Olvera Cáñez, directora de la organización Espacio Migrante, condenó que “son políticas que no funcionan y que lo único que generan es orillar a las personas a permanecer mucho tiempo en México”, lo que las expone al peligro.
“Personas que necesitan la protección internacional y que, en ciudades del norte como Tijuana, Nogales, Juárez y (el estado de) Tamaulipas, son víctimas de crímenes como secuestros, extorsiones y otros crímenes violentos”, advirtió.