Son millones de bolívares, pesos, dólares que se transan en una población que se parece más un caótico centro urbano que a un corregimiento. De este caos un solo factor unificador: la violencia, la extorsión. Palabras y acciones en consecuencia impuestas por grupos que se denominan colectivos, guerrilla o la reaparición en la zona de los autodenominados paracos. La lucha es por el control de cada centímetro de tierra. De los pasos, del cobro de vacunas y peajes en las trochas, alentadas por el gobierno venezolano con el absurdo cierre de fronteras. Seis incidentes a tiros entre grupos irregulares ha sido la consigna en las últimas tres semanas.