Para Carlos Astros, no hay escollo o dilema que no pueda resolverse con trabajo y voluntad. Su tercer apellido es resiliencia. No se trata de quedarnos de brazos cruzados en modo lamento: se trata de buscar alternativas, de planificar y entender que los cambios genuinos vienen desde dentro. Esa máxima ha sido clave en su actual proyecto. Así me lo explica sentado a un lado de su computadora, en donde, cuando hay energía eléctrica, avanza en su aprendizaje a través de tutoriales de YouTube, en cuanto a la manera de cultivar, pero sin dañar el ambiente. Cree firmemente en que se puede sacar adelante una agricultura orgánica, que respete el ecosistema, la flora y la fauna, por cierto, muy rica en el sur del estado Táchira. Tratando de convertir los tutoriales en realidad y con el apoyo de algunos vecinos -agricultores de vieja data-, preparó el terreno, para luego sembrar cultivos de corto plazo y también, otros rubros de largo plazo. Actualmente recibe la capacitación del grupo Fénix de Uniandes, con lo cual ha aprendido a utilizar abonos y pesticidas orgánicos. Una filosofía que le cae como anillo al dedo y que lo impulsa a seguir adelante.