República Dominica se convirtió en una ruta de explotación sexual de cucuteñas y venezolanas. La Opinión conoció cómo muchas cucuteñas y venezolanas son llevadas a esa isla del Caribe por las redes de trata de personas. Entre la playa, la brisa, el mar y la rumba de República Dominicana se esconde un ‘lado oscuro’ que atrapa a propios y visitantes, en el que Cúcuta es protagonista, a pesar de estar a 1.231 kilómetros de distancia. Aunque las autoridades locales y extranjeras conocen esta situación, es muy poco lo que hacen para controlarla. Desde hace más de cinco años, ese paraíso turístico se convirtió en un ‘fortín’ para las redes de trata de personas y explotación sexual. Allá, según ha logrado conocer La Opinión, llevan a un gran número de mujeres que viven en la capital de Norte de Santander y su área metropolitana para explotarlas sexualmente. La gran mayoría de ellas son engañadas con falsas ofertas de trabajo.