El trasegar histórico ha evidenciado una indicotomizable relación económica, que necesariamente no ha sido armónica siempre, sino más bien fluctuante, fragmentada y oportunista.
Las fluctuaciones están asociadas a bonanzas económicas del petróleo del vecino país, la búsqueda de opciones laborales y los cambios en la actividad económica en general; es fragmentada, ya que no se ha caracterizado por un proceso planeado y continuo, sino más bien por los altibajos no solo económicos, sino políticos, diplomáticos y sociales, y es ‘oportunista’ dado el aprovechamiento de momentos efervescentes que facilitan la obtención de beneficios de los cazadores de rentas: el diferencial cambiario, las tarjetas Cadivi, las carpetas y las economías sumergidas.