Un verdadero viacrucis viven los habitantes en la frontera venezolana, los racionamientos eléctricos no han cesado y la intermitencia en los demás servicios públicos es lo que afecta su calidad de vida. En promedio se va la electricidad entre tres y cinco veces por día, y en algunas oportunidades el suministro puede verse afectado durante ocho horas, pero esto va más allá y se ven perjudicados otros servicios públicos. Eduardo López, líder comunitario en San Antonio del Táchira dijo a Caracol Radio que “es desesperante. A uno a veces se le dañan los electrodomésticos con tanto apagón, no se puede trabajar si uno tiene una máquina de coser, tampoco puede uno estar tranquilo trabajando. Con el agua pasa lo mismo, porque llega una vez al mes y pagamos entre 70 y 80 mil pesos el carrotanque. La conectividad también les afecta, reportan problemas en los servicios de telefonía pues a juicio de Eduardo, no se hace mantenimiento de las redes de internet ni tampoco a las antenas emisoras ubicadas en estos municipios. Algunos optan por abandonar estos municipios debido a las precarias condiciones en las que viven algunas comunidades en donde el servicio de agua tiene más de 2 años de no llegar.

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