Aunque ciertamente el problema del contrabando es tan antiguo como la frontera misma, el cierre del paso binacional que se prolongó por todo un año entre Agosto de 2015 y Agosto de 2016, trajo consigo el colapso del comercio formal y de la producción industrial en los municipios fronterizos de San Antonio y Ureña, alguna vez considerados el epicentro de la mayor actividad de intercambio comercial de toda Latinoamérica. Ello, aunado a la profunda crisis económica y social que durante los últimos años enfrenta Venezuela.