Para llegar a la escuela etnoeducativa Maimajashai ubicada en una localidad de Maicao (La Guajira), niños venezolanos atraviesan hasta cuatro kilómetros de caminos inhóspitos, algunos han cruzado la frontera en medio de temidos tiroteos entre las bandas criminales de la zona. “Tratamos de superar todos los obstáculos y seguimos teniendo esperanza porque sentimos que los padres y los niños creen en la educación, por eso sortean muchas dificultades para estar acá”, asegura Georgina Deluque . La maestra que ya lleva 17 años frente al Centro educativo número 6 agrega que, a pesar del hacinamiento, el rechazo y la falta de recursos “no podemos negarles a los niños su derecho a la educación solo porque tienen otra nacionalidad, eso es casi un delito de lesa humanidad”.