Uno de los fenómenos de movilidad humana más grande del mundo es el de los venezolanos. Más de 7.1 millones han huido a diferentes partes del mundo y solo en Latinoamérica y Centroamérica hay 5,6 millones de migrantes y refugiados (dato de la Plataforma de Coordinación Interagencial –RV4) tratando de rehacer sus vidas, tras la crisis humanitaria que atraviesa Venezuela. Lograr integrarse en las comunidades de acogida ha sido uno de los grandes desafíos para la misma población, pero también para los Gobiernos de los países receptores. Para esta población en movimiento ha sido complicado lograr el arraigo y muchos han vivido varios procesos migratorios en diferentes naciones e, incluso, pisando varios continentes. En el caso de México, específicamente en Ciudad Juárez, la situación es complicada porque esta se ha convertido en una ciudad de paso de la migración hacia la frontera sur de los Estados Unidos, y no solo la venezolana sino fuertemente la centroamericana. Muchos esperan meses asentados en esta zona, otros se quedan sin saber qué hacer y otros la encuentran finalmente como lugar de acogida. La Opinión entrevistó a Verónica González, coordinadora de resiliencia en Juárez en México, quien nos explicó cómo están trabajando en temas de acogida, retos, resguardo, apoyo internacional y capacidades.