Mujeres colombianas y migrantes venezolanas tienen en las Escuelas Taller una alternativa para alcanzar la autonomía económica.
A través de las Escuelas Taller se dictan cursos sobre diferentes oficios que pueden ayudar a muchas mujeres a emprender o acceder a ofertas laborales dignas.
Desde la venta de cabello, el préstamo de su cuerpo para el tráfico de drogas, hasta la prostitución. De todas las formas imaginables o inimaginables, Norte de Santander es el departamento en el que más se “consume” el cuerpo de la mujer como producto comercial.
Así lo afirmó Ana Vera, directora de la Corporación Denuncia y Muévete, y representante de la Ley 1257 contra las violencias de género, durante el conversatorio Trabajo Digno y Autonomía Económica para las Mujeres, organizado a propósito del Día Internacional de la Mujer.
La situación se da en un contexto país donde apenas un poco más del 40% de la población femenina tiene acceso a un empleo formal, por lo que el 60% restante pasa a un sector vulnerable, al quedar a expensas de la informalidad o la dependencia económica de su pareja, escenarios dentro de las cuales se terminan configurando casos de maltrato físico y psicológico.