En pequeñas carpas improvisadas hechas con plásticos, cartón y cobijas, más de 180 migrantes venezolanos, entre ellos 36 niños y ocho mujeres embarazadas, llevan cuatro días aglomerados cerca del peaje Los Andes, a las afueras de Bogotá, clamando por un transporte que los traslade hasta la frontera con Venezuela. Las condiciones sanitarias son críticas en el lugar, ya que improvisaron un campamento cerca de una estación de combustible y no cuentan con acceso a agua potable ni a baños. Además, por la cantidad de personas tampoco se cumple el distanciamiento social como medida de prevención para evitar la propagación de la covid-19.
Hasta el lugar solo se han acercado miembros del Consejo Noruego de Refugiados, organización que pertenece al Grupo Interagencial de Flujos Migratorios Mixtos (GIFMM), que reúne a las agencias de las Naciones Unidas y organizaciones de cooperación internacional de carácter humanitario.