Durante décadas, Venezuela fue un país de acogida para las personas refugiadas, así como un destino para los migrantes atraídos por su auge económico en los sectores petrolero, agrícola y manufacturero. Ahora su población está mermando. La huida que se está produciendo ante nuestros ojos es el resultado de la inestabilidad política, la creciente inseguridad y las violaciones de los derechos humanos, todo ello agravado por el colapso económico del país. Esta es la crisis de refugiados y migrantes más grave y de más rápido crecimiento en la historia de América Latina, y una de las mayores crisis de desplazamiento externo en el mundo.