Todo ocurrió hacia las 9 de la mañana, cuando se escuchó una balacera que generó pánico en ese paso fronterizo. Las autoridades colombianas, a través del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) aseguraron que habían quedado en territorio venezolano y, por lo tanto, deberían ser las autoridades venezolanas las encargadas del levantamiento de los cadáveres. Sin embargo, las súplicas de los familiares venezolanos no fueron tenidas en cuenta, por las autoridades venezolanas, que no se acercaron adelantar dicho procedimiento, por lo que hacia las 2 de la tarde, una funeraria de Colombia, en compañía de familiares, recogieron los cuerpos y los pasaron a territorio colombiano para lograr hacer el levantamiento.