n un abrir y cerrar de ojos, las aguas del río Arauca —límite fronterizo entre Venezuela y Colombia— se convirtieron en una ruta caudalosa de escape de casi 5.000 personas desplazadas que huyeron de enfrentamientos armados en el estado Apure y se refugiaron en el municipio colombiano Arauquita. El número de refugiados venezolanos y colombianos retornados aumentó exponencialmente durante ocho días en esta población fronteriza, donde autoridades del Gobierno nacional y agencias de cooperación internacional les brindan cobijo y asistencia humanitaria de emergencia. Pero, ¿cuál será el destino de estos desplazados? ¿Se sumarán a las cifras del éxodo migratorio venezolano continuando su tránsito hacia otras ciudades de Colombia o regresarán a sus comunidades en Venezuela?