Oriunda de Barquisimeto, estado Lara, Nayleth Aracelis Useche Garcés, además de la crisis económica y política que atraviesa Venezuela, huyó de su país por una razón mucho más profunda: fue víctima de Violencia Basada en Género (VBG).
Los primeros días no fueron fáciles para ella, pues según mencionó, fue obligada por otra señora a intensos oficios domésticos junto con una de sus hijas por solo tener un plato de comida y un techo donde dormir.
En una tarde de 2021, durante una pequeña junta entre mujeres venezolanas del asentamiento humano, ellas notaron que la población femenina colombiana de esa comunidad tenía su propia asociación llamada Telar de Sueños.
Al término de reunión, las mujeres migrantes decidieron hablar con miembros de Corprodinco, entidad que patrocinaba a la asociación de esa zona, y con el pasar de los días comenzaron a integrar a dicha población.
Fue entonces cuando se creó la Corporación de Mujeres Venezolanas (Corpmuve), la cual tiene entre sus objetivos la lucha por los derechos y regularización de los migrantes en ese sector de la ciudadela Juan Atalaya.
Gracias a esto, alrededor de 30 personas, incluyendo hombres, mujeres y niños, cuentan con sus Permisos de Protección Temporal (PPT) y otros documentos de regularización al día.