Muchos sumaban ya años en la frontera, otros solo meses. Todos, sin excepción, arribaron a los municipios Bolívar y Pedro María Ureña en busca de oportunidades laborales, que se centraban en la reinante economía informal. El término que les han acuñado es “migrantes internos” y, en la actualidad, ante el escenario provocado por la Covid-19, se ven forzados a retornar hacia sus estados de origen. La avenida Venezuela, en San Antonio del Táchira, y La Parada, en Colombia, zona neogranadina con la que se tropiezan los ciudadanos una vez cruzan el puente internacional Simón Bolívar, eran las plazas más concurridas por ellos. Ahí ofrecían sus productos frente a un río de gente que ya era común ver.