Unas hermanas adolescentes que cantan rap, una bailarina de pole dance y una tatuadora profesional: a estas mujeres las atraviesa el vacío que deja la migración, pero también las une el arte como una manera de establecer vínculos con el país de acogida. Conozca las historias de estas migrantes que encontraron en sus expresiones artísticas la forma perfecta de transformación, cohesión social e integración; pero también como fórmula ideal para sanar heridas y abrirse al otro. En este especial multimedia se muestra cómo el fomentar las artes rompe los prejuicios que se tejen en torno a nacionalidades, raza, religión, etcétera. Nancy, Nazly y las hermanitas Campos viven en Cúcuta y forman parte del 20,6% del total de la población de migrantes que reside en Norte de Santander.