Migrar nunca es fácil. Y migrar en las difíciles condiciones en las que lo hacen las personas que llegan a Colombia en busca de un futuro mejor, lo es aún menos. En su viaje a través de Colombia,atraviesan regiones marcadas por el conflicto y la violencia armada, y no son ajenos a sus consecuencias. Extorsión, agresiones sexuales, utilización por parte de actores armados, homicidios selectivos, desaparición… Son realidades cotidianas en regiones colombianas como Arauca, Catatumbo o Nariño, solo por mencionar algunas. Y los migrantes, a menudo sin documentación, sin recursos económicos y sin una red de apoyo familiar, son especialmente vulnerables ante estos abusos.