La migración venezolana hoy alcanza al menos los cinco millones de personas. Lo anterior es producto de una crisis humanitaria compleja provocada. En razón de lo anterior, millones de personas se han visto en la necesidad de trasladarse a otros países para satisfacer sus necesidades más básicas, y asimismo ayudar a la familia que aún vive en Venezuela. Ahora bien, muchos de los migrantes y refugiados venezolanos se marchan a los países fronterizos en condiciones inhumanas, incluso utilizando vías irregulares, con recursos escasos y con la necesidad inmediata de obtener trabajo, alimentos, medicamentos y hospedaje. En este sentido, debemos reconocer el impacto diferenciado que tiene la COVID-19 sobre este grupo de personas que son particularmente vulnerables. Es por ello, que el alcance real de la respuesta de los Estados receptores en este contexto es fundamental en el cumplimiento de su deber de protección, de acuerdo con el derecho internacional de los refugiados y el derecho internacional de los derechos humanos.