Necoclí, un municipio colombiano que hace apenas dos años era el epicentro de uno de los mayores flujos migratorios del continente, vive hoy una realidad completamente distinta. Las multitudes que inundaban sus playas y calles desaparecieron, no por soluciones locales ni regionales, sino por la reactivación de políticas migratorias drásticas en Estados Unidos bajo el nuevo mandato de Donald Trump.
En el primer semestre de 2025, solo 83.400 migrantes pasaron por el municipio, una cifra ínfima comparada con los más de 500.000 que lo atravesaron en 2023. Este giro inesperado dio paso a un fenómeno inédito: la migración invertida, protagonizada por personas que ya no buscan avanzar hacia el norte, sino regresar derrotadas desde él.
Hoy, Necoclí transita días tranquilos, marcados más por el silencio que por el bullicio que caracterizó la emergencia humanitaria.
Lo que antes era una corriente constante desde Necoclí hacia Panamá se convirtió en una estampida de retorno. Según el Observatorio de Migración de Colombia, 12.347 migrantes fueron detectados viajando en sentido inverso: personas provenientes de México, Centroamérica y Panamá que regresaban a Sudamérica, especialmente a Venezuela y Ecuador.
Las cifras de la Alcaldía revelan que solo entre el 16 y el 20 de noviembre regresaron 157 personas, 18 de ellas menores. Muchos regresan sin documentos, otros con graves deudas adquiridas en la ruta hacia el norte.