En el espacio adonde arriban las unidades de transporte que prestan el servicio de traslado a más de 2 mil niños venezolanos, desde La Parada a las diversas instituciones educativas de Villa del Rosario, es común ver al grupo de monitores encargado del resguardo y orden de los estudiantes.
En total, son 11 monitores. Cada monitor se encarga de una unidad. Mauricio Mejía, representante del grupo, especificó que el rol principal es proteger a los niños y adolescentes desde que abordan la unidad hasta que ingresan a las aulas. La misma función la cumplen en el retorno de los alumnos a La Parada para que procedan a cruzar la frontera.
En el estacionamiento donde arriban los buses, los monitores no permiten el ingreso de vendedores y motorizados. «Solo pasa el alumno y espera a que el transporte salga hacia la institución», dijo.
«Los alumnos ya distinguen a su monitor y los monitores ya distinguen a sus alumnos. Se cumple con los horarios de salida, depende de cada institución. Nosotros nos subimos a la unidad con los niños y, al llegar a las instalaciones, estamos pendientes de que cada niño entre. A su regreso a casa, cumplimos el mismo rol hasta La Parada».