La Opinión | Especial | El sueño americano: migrantes venezolanos y el regreso obligado
Estados Unidos era la meta. Pisar el suelo fronterizo de California, Arizona, Nuevo México o Texas era el objetivo, sin importar los desmanes y riesgos de cruzar ríos de aguas profundas, zonas desérticas y montañosas lejos de los controles migratorios de los gringos. Ingresar de forma irregular era lo de menos.
Otros, más precavidos, esperaron en México la aprobación de la cita de la aplicación CBP One para ingresar de forma regular a EE.UU. Un grupo apostó por el parole humanitario, con un patrocinador económico ya residenciado en suelo estadounidense, para entrar vía aérea.
Atravesaron selvas, cruzaron fronteras, enfrentaron extorsiones, abusos, hambre y cárcel. Muchos llegaron hasta la puerta de Estados Unidos, al sur de la frontera de este país. Algunos incluso cruzaron. Pero hoy, el regreso forzado y obligado se impone como una nueva y dolorosa realidad, tras el recrudecimiento de las políticas migratorias del presidente Donald Trump.
La llamada migración inversa —el retorno obligado de quienes intentaron alcanzar el norte— se trata de una crisis silenciosa que crece desde el Darién hasta las costas olvidadas de Juradó, un pequeño poblado colombiano donde cada semana llegan venezolanos sin nada, arrastrando lo poco que queda de su dignidad, sus ahorros y sus fuerzas. Otros retornan por Capurganá, donde la mayoría inicia la travesía.
En este reportaje periodístico conoceremos las historias de cinco venezolanos que lo intentaron todo por el anhelado sueño americano y hoy cuentan su travesía por el corazón de América Latina.