Organizaciones sociales del departamento colombiano de Norte de Santander, limítrofe con Venezuela, advirtieron este martes de un aumento de la violencia y el tráfico de armas en esa región fronteriza, donde han sido registrados más de 130 homicidios en lo que va corrido del año.
El director de la ONG Fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, aseguró en una rueda de prensa que las armas, sobre todo las que están en desuso, y municiones de cantones venezolanos están siendo robadas y traídas ilegalmente a Cúcuta, capital de Norte de Santander.
Antes de la reapertura de la frontera en septiembre de 2022, había 22 bandas delincuenciales, de las cuales casi la mitad operaban en los pasos fronterizos.
Allí les cobraban a los migrantes por cruzar por los pasos ilegales y ahora, explicó el director de la Fundación Progresar, «están dedicados a la extorsión, al hurto, al atraco, al robo de vehículos» y a otros delitos.
Esos grupos «son responsables de por lo menos el 70 % de los homicidios que ocurren en Cúcuta y el área metropolitana”, indicó el defensor de los derechos humanos.
Cañizares también advirtió de que los menores de edad están siendo instrumentalizados para actividades delictivas, pues niños entre los 10 y 14 años son entrenados para transportar drogas y actuar como vigías en las esquinas de Cúcuta.