Luego de que el Gobierno de Estados Unidos decidiera que no abrirá las puertas a los migrantes venezolanos que viajaron por todo Centroamérica desde la selva del Darién hacia la frontera de México con ese país, miles de ellos tomaron la decisión de regresar para buscar nuevos horizontes. Sin embargo, se estrellaron contra el muro de las decisiones de cada nación de un sub continente plagado de economías frágiles, con muchos problemas internos y que no tienen la capacidad para atender una emergencia humanitaria como la que comenzaron a enfrentar. Por eso, tomaron decisiones drásticas. En la práctica miles de personas venezolanas sufren vulneraciones graves a sus derechos.