Al menos 29 niños waraos, entre 0 y 3 años, forman parte de la población indígena que arribó a las riveras del río Manamo en Tucupita, en medio de una nueva ola de personas que intentan huir de las difíciles condiciones que viven en sus comunidades de origen. Entre los migrantes también hay siete adolescentes que no forman parte de ninguna institución educativa, como consecuencia del abandono de las escuelas rurales por parte del Estado. También del personal docente, incluso, mucho antes de la pandemia. La poca producción de rubros agrícolas no han podido alcanzar el periodo de cosecha en el 2021, como parte de las «condiciones no habituales» del medio ambiente, que en este año no ha contado con el acostumbrado período de verano. Por si fuera poco, aseguraron que el gobierno nacional y local han dejado de atender a los residentes de las poblaciones indígenas en zonas fluviales con los alimentos subsidiados por el gobierno, y durante el 2021, solo han sido realizados tres operativos de venta de alimentos en algunas comunidades.