El territorio de la Guajira padece una de las sequías más inclementes que han vivido las familias wayuu y añú durante estos últimos años. Para satisfacer sus necesidades y calmar su sed los habitantes están obligados a caminar largas distancias hasta los reservorios artesanales que no dan agua potable. Esta problemática es una de las mayores calamidades que padecen los habitantes de este territorio, tanto del lado venezolano, como del lado colombiano. Geográficamente el territorio de la Guajira lo comparten Colombia y Venezuela. En ambos países la situación del agua es crítica, sus habitantes han vivido en medio de la sed y el olvido, con promesas que muchas veces no han llegado a nada. ”Nosotros pagamos más de 15 mil pesos por un anillo de agua”; “vamos en burros para poder ir al jawei. Le montamos el calambuco y nosotros vamos caminando, es inhumano”. Expresiones como estas, que denotan rabia e indignación, son normales entre los habitantes de las comunidades de la Guajira venezolana, que sin duda refleja la misma realidad de los pobladores del departamento de la guajira colombiana.