A cielo abierto, sin protección de ningún tipo es que los caminantes hacen el recorrido desde sus hogares, hacia la frontera con Colombia. No importan las condiciones meteorológicas que haya. Si es sol o lluvia. Si hace frío o calor, los caminantes no para su andar por las carreteras venezolanas, pues su meta es llegar a Colombia a como dé lugar. Sin embargo, esta semana las lluvias no han dado tregua en la zona de frontera. La crecida de ríos y quebradas han obstaculizado el paso de migrantes a través de pasos ilegales, mejor conocidos como trochas, tras el cierre de la frontera por la llegada del COVID-19 tanto a Colombia como a Venezuela.