En medio de la pandemia por la COVID-19, prosigue la travesía de más de 500 kilómetros, desde Delta Amacuro hasta Brasil, que han emprendido miles de waraos en busca de mejores condiciones de vida. Comenzaron a migrar hace 55 años por políticas de control hidrográfico, como el cierre de Caño Mánamo, que alteraron su hábitat. También por epidemias como el cólera, la malaria y el sarampión que les causaron mayores estragos que a cualquier otro sector de la población venezolana. Sin embargo, por la profundización de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela el éxodo warao aumentó. Hasta 2016 se calculaba que la población warao, la segunda etnia más numerosa del país, sumaba aproximadamente 30.000 personas. Cuatro años después, hasta mayo de 2020, Acnur registró aproximadamente 3.300 waraos en Brasil. La cifra constituye 66% de los indígenas venezolanos que han huido a ese país.