Ocasionalmente la policía colombiana lanza una bomba aturdidora para espantarlos. Pero cientos de venezolanos se las ingenian para franquear los pasos ilegales y las restricciones que ambos países han impuesto para frenar la pandemia, porque, sobre todo, temen morir de hambre. Saltan cultivos de arroz, caminan sobre el pantano, trepan cercas, siempre apurando el paso, evadiendo desconocidos y periodistas.