Sin importar el estatus migratorio de los pacientes venezolanos, el Instituto Nacional de Cancerología de Colombia se ha convertido en la única esperanza de vida para los migrantes enfermos de cáncer. Desde el inicio de la crisis migratoria, el Instituto ha tratado 69 migrantes venezolanos quienes padecen cáncer y se vieron obligados a salir de su país en busca de asistencia médica. Aunque legalmente no existe una obligación del estado colombiano de cubrir los tratamientos de cáncer de los migrantes que no tienen regularizada su situación, con recursos propios, el Instituto es la única entidad pública que ha venido cubriendo los costos de los pacientes de esta enfermedad catastrófica.