Para comprar alimentos, abastecer combustible, retirar dinero del banco o abordar el trasporte público en Venezuela, la gente se ve obligada a realizar una larga cola para esperar su turno. Quienes creen que la última cola que van a hacer es para sellar el pasaporte al salir de Venezuela, se equivocan. Al cruzar a territorio colombiano, en el Norte de Santander, la capacidad de respuesta institucional ante el flujo migratorio es insuficiente para atender a todos. En este punto, la “viveza” de algunos busca aprovechar el cansancio y el desconocimiento de los viajeros al ofrecer servicios para agilizar el trámite. La tarifa para durar menos tiempo cuesta 20 mil pesos, pero si la persona no quiere esperar, el precio es de 20 dólares.