Los colombianos ven con buenos ojos que los niños venezolanos que están en el país reciban la nacionalidad. Pero no quieren que los mayores la tengan y tampoco que puedan votar.Están de acuerdo con que los venezolanos inviertan en Colombia, pero no les parece que deban competir con ellos por los puestos de trabajo.En resumen, a la cultura local aún le cuesta aceptar la migración.