Alrededor de un centenar de venezolanos, entre ellos niños, adultos mayores y embarazadas, llevan varias noches a la intemperie junto a la sede del Consulado de su país en Quito aguardando una repatriación que no termina de llegar. La fachada de un edificio de oficinas de varias plantas que alberga el Consulado de Venezuela, en el norte de Quito, era hoy un improvisado campamento de ciudadanos del país caribeño, que se arremolinaban junto al acceso principal, ora comiendo un escueto almuerzo donado por voluntarios y particulares, ora rezando conjuntamente. La voz de alarma la dieron organizaciones locales como la Asociación Civil Venezuela en Ecuador, cuyo presidente, Daniel Regalado, ha pedido a autoridades municipales medidas para albergar a los migrantes que desean retornar a su país de origen azuzados por la falta de oportunidades generada por la pandemia de Covid-19.