La guerra en la región del Catatumbo, Norte de Santander, cumplió su primer mes dejando un saldo devastador: miles de familias desplazadas y confinadas, además de numerosas desapariciones y homicidios. El conflicto entre el ELN y las disidencias sigue poniendo en jaque el orden público en una zona donde la violencia se recrudece día tras día.
Lejos de disminuir, la confrontación se intensifica, forzando a más familias a abandonar sus hogares en busca de refugio en municipios cercanos, especialmente en Cúcuta, que se ha convertido en el principal punto de llegada de los desplazados.
Recientemente, el alcalde de esta ciudad, Jorge Acevedo, informó que la llegada de más de 26.000 desplazados desbordó de la capacidad de respuesta del municipio, confirmando la gravedad de la situación ante la falta de recursos para atender a las víctimas de la violencia.
“Estamos atendiendo a estas familias con los recursos disponibles, pero son insuficientes. La ley nos obliga a brindar apoyo durante 90 días, y el flujo de desplazados no se detiene”, explicó Acevedo.
El alcalde admitió que, pese a la magnitud de la crisis, la administración municipal no ha recibido respaldo financiero del Gobierno nacional.